viernes, 15 de noviembre de 2013

¿NECESITAMOS UNA IZQUIERDA'

Repasemos un poco nuestra aún reciente historia. Retrocedamos a Mayo del 79: XXVIII Congreso del PSOE. Felipe González presenta la solicitud formal a la Asamblea de la renuncia del Partido al marxismo. Resultado: petición rechazada. Felipe González presenta su dimisión que es aceptada.

Septiembre, mismo año: Congreso Extraordinario, forzado por el ex-Secretario General del PSOE y fieles seguidores. González insiste en la solicitud de la renuncia ideológica marxista, como"conditio sine qua non" para asumir, de nuevo, la máxima representatividad  en el Partido. Propuesta finalmente aceptada.

Sorprendente y entusiásticamente y dando un pequeño salto en el tiempo, el jueves, 28 de Octubre de 1.982, el PSOE en las correspondientes Elecciones Generales obtiene el mayor éxito de toda su historia, pero también el de cualquier otra referencia en los anales de toda la izquierda en nuestro país hasta el  momento presente (10.127.392 votos, con 202 escaños obtenidos, frente a 5.548.108 votos y 107 escaños de AP+Unión Pueblo Navarro+Partido Aragonés Regionalista+Unió Valenciana y 1.425.094 votos y 11 escaños de UCD).

Las ansias políticas de nuestro Pueblo por el "cambio", las esperanzas tanto tiempo añoradas, al fin, habían sido alcanzadas.

Nos habían costado grandes y muchas veces irreversibles sufrimientos, irreparables agravios del honor y personales, represalias múltiples, marginación social y  auténticas venganzas cainitas y sangrientas, hasta llegar aquí.

Pero, por fin, nuestros anhelos, nuestra denodada y prolongadísima lucha venía a resarcirnos con tan compartidos soñados frutos.

¡Ilusos, pobres y confiados ilusos!. Fuimos, como casi siempre, crédulos a las promesas electorales, a la palabra fácil y empática de un líder que supo manejar perfectamente (asumiendo fielmente las recomendaciones de sus asesores de imagen, y las disposiciones de su "mecenas y mentor"  Willy Brandt), la propaganda más apropiada al momento político que atravesábamos, nos imaginamos un mundo diferente para el después, esperábamos un verdadero cambio social para vuestro país, una vida mejor, un auténtico y merecido "estado del bienestar", de libertad y de solidaridad.

¡Qué gran fraude, qué humillante decepción!. Muchos nos sentimos realmente engañados, traicionados y abandonados por quienes ostentaban la obligación moral y oficial de cumplir -ahora que efectivamente podían hacerlo- con sus tan reiterativas promesas, defraudados por aquéllos en quienes habíamos depositado nuestra confianza, dolidos por esos por los que incluso, algunos, arriesgamos mucho más que un compromiso personal,  por quienes y con los que nos jugamos a veces hasta nuestra propia integridad física.

...¿Y este resultado final era, en realidad, el tan "cacareado" y radical cambio? ...¡Qué pena, qué gran desilusión!. Cuando tanto se espera y, a cambio, tan poco se obtiene ...

Muchas otras veces más nos ha traicionado el PSOE. En el Gobierno de la nación ha cosechado unas "pocas" huelgas generales, consecuencia de su connivencia con los poderes fácticos de siempre, frecuentes, durables, insostenibles e incomprensibles. Por esto insisto tanto: el PSOE , por sí mismo y sólo, nunca será capaz de enfrentarse en "campo abierto"  con el neoliberalismo. 

El PSOE resulta, en la praxis, muy tibio, no alcanza a la conclusión de las cosas, no "se la juega" nunca, sus dirigentes no se dan cuenta de que la inconcrección, la ambigüedad no progresa, no genera movimiento, no es motor de nada, no convence a nadie, concluyendo: la llamada "tercera vía", por sí sola nunca será capaz de cambiar una sociedad, nuestra tan necesitada sociedad.

Pero, no debemos renunciar, jamás habremos de abatir nuestros ideales. Sí que es posible, sí que tendremos que conseguir alcanzar nuestros más íntimos y justos propósitos políticos, para bien nuestro, para mejorar nuestras vidas y la de nuestros hijos, para lograr un mundo mejor.

La Historia nos ofrece algunos protagonistas que con sus muy honorables y envidiables ejemplos se ofrecieron generosamente a intentarlo para sus respectivos Pueblos, arriesgando "status" y seguridad personal, familia y prestigio. Salvador Allende, mi admirado y siempre recordado compañero ideológico, es uno de los más significados, al que la clase trabajadora universal debe tanto; hasta su propia vida que no dudó en defender, pistola en mano, frente al monstruo agresor de la razón, Pinochet,  otro indeseable y traidor militar de odiosa memoria, único Jefe de Estado que acudió a despedirse, a su muerte, de su otro "colega", el dictador Franco.

Y en estos espejos hemos de mirarnos. Todavía la naturaleza nos ofrece, de vez en cuando, ejemplares semejantes, seres humanos que merecen, pero de verdad, nuestra confianza, nuestra colaboración incondicional para, juntos, al lado de otros muchos que abrazan nuestros comunes ideales, con toda la perseverancia necesaria, continuar en la lucha hacia nuestra meta de la justicia, la paz, la libertad, la igualdad y la fraternidad humanas.

Convencido de la imposibilidad real de que el PSOE, como única fuerza política, nos lleve a este ideal, insisto pertinaz, en la conveniencia de conseguir una izquierda partidista española  y europea fuerte. Hemos de lograr enfrentarnos al neoliberalismo internacional (exclusivo protector del poder económico y mercantilista) con unas mínimas garantías de éxito. Para ello habremos de conciliar y flexibilizar determinados inmovilismos ideológicos, acordar y vigilar, de cerca, el cumplimiento de  unos acuerdos de mínimos (sin renunciar a las diferenciadas identidades ideológicas básicas). Hemos de insistir en lograr nuestros sueños, somos propietarios de los méritos necesarios.

Yo, por mi parte, trataré de seguir aportando mi humilde "granito" de arena, en estos momentos en Equo, un partido español progresista, joven, exento de "lastres culposos"; un partido ecosocialista, republicano, federalista, laico, horizontal; que lucha por la igualdad social, por la equidad entre sexos, por la sostenibilidad productiva, por la economía del bien común, por la paz, por el desarme nuclear y por la solidaridad universal.

Por todo lo dicho, insisto en mi prometedor partido, Equo, seamos coherentes, no defraudemos a nuestro Pueblo que tanto nos necesita, seamos generosos, intentemos acuerdos con partidos afines, juntos podremos "hundir" el egoísmo ilimitado de nuestros contrarios que tan solo pretenden el dominio político y social del actual mundo globalizado. Renunciemos al protagonismo último que tanto hemos venido registrando hasta ahora en algunos, despreciemos el "endiosamiento" unipersonal que a tanto rotundo y doloroso fracaso nos ha llevado. Unamos nuestras fuerzas, nuestra lucha ...estoy absolutamente convencido en que ¡UNIDOS, VENCEREMOS!.











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