jueves, 19 de febrero de 2015

IZQUIERDA-DERECHA; ARRIBA- ABAJO, Y VIEJA POLÍTICA

Partiendo de mi absoluto respeto -faltaría más- a estos peritos políticos (politólogos) de "nuevo cuño" que afirman no existe, ya, la izquierda ideológica, yo empero persisto en desdecirles a la vista de la desastrosa involución social a que nos estamos viendo abocados y según, claro, mi muy particular análisis.

En lugar de esta clásica dicotómica descripción (derecha e izquierda), me llega con reiteración esta otra distintiva (¿o, no tanto?) definición social sobre los respectivos opuestos polos del espectro: "arriba-abajo".

Veamos: en todo tejido poblacional de los modernos tiempos siempre existieron los "arriba-abajo", sinónimos indudables de los ricos-pobres (oligarcas, capitalistas, terratenientes, ahora sobre todo multinacionales, banca y financieros internacionales, versus proletarios, trabajadores, clases medias y bajas), y precisamente por ello y como respuestas confrontantes surgieron las ideologías políticas (básicamente identificadas como "derechas y sus oponentes, las izquierdas").

Por tanto, yo vengo a interpretar que ambas acepciones interpretativas aplicadas  a nuestra sociedad actual siguen siendo plenamente vigentes y por supuesto, activa y justificativamente beligerantes.

También ha surgido una generalizada recriminación hacia lo que hoy tachan  de "vieja política". Tampoco yo acabo aquí de reconocerlo así, puesto que no toda la precedente praxis política fue tan perniciosa, amén de que como axioma, toda generalización conlleva a conclusiones erróneas, interesadas siempre, y casi nunca suficientemente justas (por la inevitable parcialidad de quien las propone). Y por encima de cualquier otra consideración, de ser honestos y serios, este globalizado análisis no soportaría, como bien he indicado antes, una detallada y puntualizada revisión de fondo.

Lo que sí comparto, en plenitud, es el reconocimiento de los muchos  errores prácticos cometidos por los clásicos partidos de la teórica oficial izquierda, traiciones ideológicas programáticas y otras diversas veleidades originadas por sus responsables máximos (en todas y cada una de las versiones existentes); y todo ello al margen y además del vergonzante y obsceno registro, entre sus respectivas e indistintas filas (en algún caso de origen centenario) de múltiples actos de corrupción y deshonor -incompatibles absolutamente con sus puristas declaraciones ideológicas oficiales-.

Todas las encuestas realizadas (y están siendo numerosas) nos muestran el enorme y merecido descrédito popular hacia estas, hasta ahora, referentes organizaciones partidarias de la izquierda política española. Nuestra ciudadanía, ante tanta defraudación responde, con total lógica y razonable consecuencia, con el merecido desafecto, inclinándose opcionalmente y según éstas estadísticas nos indican, por los referidos noveles partidos que, por un lado y por lógica aplastante se presentan "limpios de polvo y paja" y por tanto exentos de cualquier reproche social, y que por el otro les prometen y aseguran sabrán defender mejor sus particulares intereses de clase.

Ante este crudo pero realista horizonte, bastantes de los responsables de campaña electoral y a pesar del irremediable miedo que el presente panorama les genera (alguno de estos "izquierdosos" grupos sufriendo un auténtico potencial riesgo de desaparición), no sólo se niegan a reconocerlo públicamente sino que se permiten la osadía, prepotente, de declarar su convencimiento de resultados finales imposiblemente favorables, desdeñando, entre otras cosas,  la natural capacidad del ser humano en la autodefensa intuitiva, la química si se quiere, de saber reconocerse entre los suyos (la innata y ancestral tribalidad que conservan nuestros genes).

A todo ello debemos añadir, y no podemos obviarlo, los contagiosos "sunamis" que están arrasando a dichas organizaciones llamadas progresistas (IU y PSOE), produciendo verdaderas debacles y huidas hacia lo ignoto (militantes de base, pero también muy destacados cuadros dirigentes -los más dañinos-).

Efectivamente, muchos de estos activistas políticos se están viendo obligados, en aras a la coherencia y a su más íntima y convencida ideología socialista, a renunciar al mayor de sus sueños, tal vez a prolongados y arduos años de lucha partidaria, desengañados y mancilladas sus siglas por quienes mayor obligación moral tenían en protegerlas.

Al final como vemos, el inamovible y clásico verticalismo de partido, la obediencia al líder, su odiosa común adoración y los cainitas intereses electoralistas prevalecen sobre la razón y sus Estatutos, sobre la democracia interna en suma.

Pues bien, a todos estos traicionados compañeros les digo: ¡no desesperéis; el primigenio espíritu de unas determinadas siglas no aseguran, necesariamente, unos definidos y concretos comportamientos en sus dirigentes!.

¡No tenéis porqué renunciar a vuestra decidida voluntad de lucha contra nuestro auténtico enemigo común, el neoliberalismo que nos pretende socavar!.

Sabed que existen otras viables opciones; que muchos de vosotros/as, de nosotros/as, colaboramos activa y fructíferamente en otras organizaciones verdaderamente socialistas, horizontales; que estamos trabajando por "Rescatar el Socialismo Democrático".

DESDE "ALTERNATIVA SOCIALISTA" OS ESTAMOS ESPERANDO.












No hay comentarios:

Publicar un comentario