jueves, 8 de enero de 2015

¡TEMBLAD, TEMBLAD, MALDITOS!

El FMI, la Troika, los mercados internacionales y los fondos financieros (el poder especulador), junto a los partidos conservadores y de derechas europeas (neoliberalismo), tratan de amedrentar al pueblo griego con amenazantes intimidaciones de distinto signo, pero a la vez lo están intencionadamente haciendo, como aviso cierto, contra el resto de pueblos de nuestro continente (para que Syriza no nos sirva de ejemplo).

Se publica, reiteradamente y a plena página, en la prensa europea, en tertulias internacionales y en cualquiera otros  medios de comunicación, que el gobierno alemán está preparado para una eventual salida de Grecia de la Eurozona. Merkel y su ministro de finanzas, Schämble, consideran que la Eurozona ha ejecutado los suficientes avances para evitar el efecto "contagio". Aseguran que tanto el Mecanismo de Estabilidad Europeo, como la Unión Bancaria son herramientas suficientes para hacer frente a las posibles consecuencias de la salida de Grecia.

Sin embargo se unen cada vez más voces que ponen en entredicho la gestión de la señora Merkel (claro ejemplo: el ascenso de "Alternativa para Alemania" -partido derechista y euroexcéptico; pero también y a la vez, la "Izquierda", en voz de su Presidente, señor Riexinger, quien acusó al gobierno de Berlín de practicar la "extorsión pública" contra Atenas ante la posibilidad del futuro triunfo de Syriza).

Pero Syriza no debiera "asustar" a nadie. Tan solo propone una reestructuración de la deuda griega y la celebración de una Conferencia Europea sobre la deuda de los países continentales, al objeto de revisar las nefastas "políticas-deuda" aplicadas hasta ahora, y acabar con ese magnífico negocio bancario internacional, avaro, especulativo e inhumano.

El historiador de economía, Albercht Ritschl, advierte que la República Federal de Alemania está obligada a contener la crisis del euro, de lo contrario (como se ve) se podría volver en contra de su propio país. No hay justificación ninguna para el lema -genéricamente impuesto a los sureños países europeos-: "Hay dinero para vosotros, únicamente si hacéis lo que os exigimos".

Porque Alemania arrastra tras de sí la más grande quiebra del Estado de la historia contemporánea europea. Su actual estabilidad financiera y su status como directora continental se lo debe a EE.UU., pero también a multitud de países que mostraron su sorprendente generosidad al renunciar al cobro de muchísimo dinero.

La República de Weimar, desde 1.924 a 1.929, vivió exclusivamente de préstamos extranjeros, prioritariamente tomando dinero de EE.UU. para reparaciones consecuentes a la Primera Guerra Mundial.

La señora Merkel debiera tener siempre presente esta historia (historia de su propio país) y también, y sobre todo, de la siguiente: las negociaciones celebradas en Londres -desde el 27 de febrero, hasta el 8 de agosto de 1.953- que recogen el acuerdo de una quita de la deuda alemana (contraída, tanto en el período anterior a la II Guerra Mundial -que ascendía a 22.600 millones de marcos-, como de la deuda de la postguerra, estimada en 16.200 millones).

Y mucho menos debiera olvidar quiénes fueron aquéllos "piadosos benefactores" (sus legítimos acreedores): Estados Unidos, Francia y Reino Unido; pero también Bélgica, Canadá, Ceilán, Dinamarca, ESPAÑA, GRECIA, Irán, IRLANDA, ITALIA, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Paquistán, Suecia, Suiza, Unión Surafricana, Yugoslavia, y otros, que acordaron la anulación de la deuda alemana, en un 62.6%, quedando tan solo pendiente de pago 14.500 millones de marcos (7.500 millones correspondientes a las deudas privadas contraídas antes de la guerra, y 7.000 correspondientes a la postguerra).

La drástica reducción de esta deuda teutona posibilitó que la República Federal de Alemania fuese reconstruída con aquélla sorprendente celeridad, al igual que su posterior resurgimiento como potencia mundial. Ésto permitió a Alemania entrar en las instituciones económicas internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Organización Mundial del Comercio).

-Alemania terminó de liquidar su resto deudor el 3 de octubre de 2.010-

A la vista de todo lo cual, los líderes de la tan poderosa Alemania actual no parecen mostrar ni reciprocidad, ni agradecimiento, sino imperdonable olvido. En lugar de corresponder con la lógica y responsable generosidad, muestran "mano dura" y amenazas hacia algunos de aquéllos países que les facilitaron regenerar su depauperada economía y les evitaron una quiebra segura.

El pueblo griego, al igual que otros países, supieron superar el horror de los numerosos crímenes de guerra que las fuerzas de ocupación de la Wehrmacht habían cometido pocos años antes en su suelo, a fin  de salvar a Alemania del hundimiento de su economía y de su futuro.

Lo que realmente están comprobando últimamente los poderes económicos internacionales (verdaderos gobernantes de Occidente) es que los Pueblos -cada vez más cultos-, son más difíciles de engañar. Que saben organizarse, que saben unirse, que han aprendido a rebelarse pacífica y democráticamente, pero también con firmeza ante la injusticia y el abuso. Y esto les da miedo, les da mucho miedo, y como es sabido el miedo resulta muy peligroso; las reacciones animales ante el miedo son impredecibles, pudieran resultar irracionales ...

Por eso temen el triunfo de Syriza en Grecia. Pero sobre todo temen al llamado efecto contagio", a la airada respuesta de los pueblos libres de Europa.

¡TEMBLAD, TEMBLAD, MALDITOS!. A ver si, de una vez y para siempre, los Pueblos resultan vencedores sobre el vil metal y sus secuaces.