viernes, 25 de septiembre de 2015

INDUSTRIA FARMACÉUTICA ...Suma y Sigue

Vengo clamando en el desierto (como algunos otros, aunque no tantos) sobre la impunidad potencialmente lesiva en manos de la Industria Farmacéutica.

Este monstruo nos muestra su bicefalia aparentemente contradictoria: por un lado invierte fuertes sumas económicas en la investigación de innovadoras y más ventajosas síntesis medicamentosas, destinadas a mejorar, sustancialmente, nuestros medios de vida y salud (humana, animal, fitofarmacéutica y agroalimentaria).

Pero por el otro, amén de hacer supuesto aprovechamiento de subvenciones estatales, pretende le liberalicen, al máximo posible, esta actual legislación normativa internacional que les sujeta a determinadas reglas éticas en su destacada participación comercial en el apetecible "pastel" que los mercados vienen a ofrecerle.

Insisto, reconozco el ingente capital que es preciso dedicar al proyecto de cualquier plan investigador farmacológico que se precie, así como también y por contra, el aparentemente descompensado (por ínfimo, porcentualmente) éxito resultante.

No obstante esta inocultable realidad y precisamente por ella, no es menos cierto que dichos Laboratorios investigadores recogen, de antemano, muy determinantes ayudas públicas, fundamental motor para dichos ambiciosos y laudables propósitos, además de contar, casi siempre, con la eficaz y activa colaboración científica de determinadas Universidades del máximo prestigio, implementando, sustancialmente con ello, sus selectos Equipos de trabajo.

Y, sin embargo, en nuestra mal "trabada" Organización continental, pero también en el resto del llamado mundo desarrollado, se producen muy injustificadas consecuencias prácticas, ya que la inversión estatal destinada al apoyo de la adecuada marcha investigadora privada de productos farmacológicos (fundamentalmente denominados "éticos"), no producen el lógico "retorno" social porcentual, la predecible y esperada recogida de beneficios de explotación.

En "román paladino", la Comisión Europea da por bien establecido que el retorno final que se produce de estas inversiones públicas se limite al fomento de esta poderosísima industria, al cambio supuesto de los posibles beneficios en salud que pudieran obtenerse para la población, caso de que los ensayos clínicos del producto resultaren exitosos (y todo ello, con marcaje liberalizado de precios ...si fuera posible).

Me pareciera, digo yo, mucho más razonable, que fueran los poderes públicos quienes ostentasen el "recomendable" control sobre la explotación de tan significativas inversiones del Estado (cuando menos, alícuoto partícipe).

No quiero omitir que, a este particular y distintivo trato industrial por parte de "papá" Estado, habría que añadir el enorme e inminente riesgo que tenemos ya encima con el pernicioso TTIP, que de aplicarse a la Industria Farmacéutica, se cerniría en nuestro derredor como una más grave amenaza real, toda vez que la terapéutica humana (el uso de medicamentos) hemos de emplearla como mal menor, que no por elección ...todos nosotros expuestos ante la enfermedad, e inermes frente a decisiones de profesionales terceros.














lunes, 14 de septiembre de 2015

LOS IMPERIOS QUE NO CESAN

Sigo, pertinaz y obsesivamente, citando a Marx. En esta presente ocasión para hacer referencia a sus reiterados avisos sobre las inevitables cíclicas crisis del sistema de economía capitalista y a sus nocivas clásicas consecuencias sobre los de siempre.

También me he reiterado en la crítica, muy manida ya, de la inacción funcional de la ONU, cuando no intencionadamente perniciosa, sometida y nítidamente manejada por los poderosos cinco grandes países decisores.

Igualmente tengo reflexionadas algunas conclusiones a propósito de las cada vez más sofisticada formas de desarrollo y estrategias belicistas alcanzadas, siempre generadas y mantenidas por espurios y particulares fines económicos imperialistas, y últimamente también siempre presentadas con la "sosegante" bandera pacifista conque la democracia occidental supuestamente viene ejemplificando.

Pero no nos engañemos, estos referidos dominantes países siguen manteniendo las mismas ansias invasionistas históricas, les es genético, es connatural a su "privilegiada raza". Muestran, en estos últimos tiempos, aparente limpieza de formas, confirman pública y ostentosamente su exquisito respeto y cumplimiento de los acuerdos internacionales (sobre todo en lo que concierne a nuestro territorio europeo) ...no resultando así las hasta insolentes e impunes actitudes de determinadas otras potencias extracontinentales.

Lo desgraciadamente cierto, es que observamos que, a diferencia de en tiempos pasados, múltiples recientes conflictos armados muy sospechosamente nunca terminan por cerrarse, continúan produciéndose, muy al contrario, activos puntuales atentados denominados "terroristas", levantamientos de protesta civil, y otras guerras declaradamente abiertas que obligan (como en el dramático presente caso) a la masiva huida poblacional en búsqueda de la propia supervivencia.

Estas tan tristes y vergonzantes imágenes contempladas en los últimos días inevitablemente nos retrotraen a pretéritos y quisiéramos olvidados tiempos, a humillantes escenas humanas que nos conciernen personal e íntimamente, al recuerdo del masivo y obligado éxodo de inocentes conciudadanos nuestros, de familiares directos y más inmediatos, nos implican de lleno en el sufrimiento vital de unos inermes seres al albur de imprevistos e injustos azares jamás por ellos imaginados.

Ahora los representantes internacionales europeos fingen el mayor interés por presentar propuestas de solución a tan abrumador problema humano, se conciertan en aparentar preocupación y máxima celeridad en plantear soluciones inmediatas (en realidad, meros insuficientes "parches" transitorios). 

Y lo saben, lo conocen demasiado bien, estaba previsto de antemano -aunque manifiesten sorpresa-. Era perfectamente previsible esta horrible consecuencia bélica, pero no trataron de evitarla.

No es la solución pedir, o exigir, a los gobiernos europeos la aceptación de una determinada cifra alícuota de refugiados, repartidos como si de porciones de queso se tratara.

No, indeseables dirigentes, la verdadera, la más eficaz solución, habría de haber pasado por parar esa y las otras interesadas e injustas guerras (abiertas, o enmascaradas), se trata de haber evitado precisamente tal desastre. Está en vuestras posibilidades, entra dentro de vuestras competencias directas, pertenece a esas precisas intenciones declaradas en vuestros Organismos de Defensa internacionales creados. 

Pero habéis vuelto la cara, tratáis de justificar vuestras respectivas responsabilidades, porque no reconocéis, entre otras cosas, el subyugamiento al que verdaderamente os debéis, no confesáis que todos estamos sometidos al capricho y decisiones del imperialismo clásico, a las primeras potencias del orbe ...¿o tal vez peor, acáso a los grandes holdings internacionales y a sus prevalentes intereses mercantiles?.

¿Para qué la primigenia cultura griega y romana?, ¿de qué nos ha servido su incremento intelectual en Occidente?.

Es inevitable el chirrido estridente del choque entre el raciocinio supuestamente ilustrado e imperante en nuestro actual siglo veintiuno, frente a la sorprendente e impensable vigente barbarie congénita que nos determina como humanos. 

Podría decirse que nuestra tan desarrollada civilización sigue irremediablemente fracasando. 

¡OJALÁ ME DESDIGA EL FUTURO INMEDIATO!.










martes, 1 de septiembre de 2015

COHERENCIA Y RESPONSABILIDAD

Apelo a la responsabilidad de nuestros máximos dirigentes progresistas.

En el corto plazo e irreversiblemente habrán de refinirse todas nuestras estructuras institucionales, departamentos gubernativos de mayor, o menor nivel, que, de una y otra forma habrán de regir nuestras vidas y las de nuestras más jóvenes generaciones durante las siguientes décadas.

No nos engañemos, dependerá en exclusiva de la/las organizaciones políticas que decidamos piloten dicha múltiple y global reestructuración el sesgo legislativo al que deberemos atenernos en adelante.

Pero las Organizaciones, tanto neo, como socioliberales (PP-PSOE), tienen ya perfectamente prevista su cuasi común hoja de ruta tras las próximas elecciones generales -caso de que sus respectivas jugadas les resulten propicias-: un camino menos proporcional y más regresivo aún que el presente horizonte al que nos alcanza la vista.

Un plan hasta ya mutuamente concordado con los dirigentes de la Troika europea: consolidación de la precariedad y permanencia de la crisis económica, evidencia justificativa de tan regresivas medidas sociales.

Es decir, se trata de adaptársenos, de forma "legal", al nuevo orden por ellos establecido, acomodando las instituciones a las actuales pretensiones, a los aún más ambiciosos, marginantes y globalizados objetivos capitalistas -TTIP, por ejemplo-.

Si esta operación de permuta institucional la ejecutara el bipartidismo (unido, o en colaboración) continuarán los recortes en servicios sociales, los contratos laborales y salarios basura, vidas dependientes, carencia de proyectos vitales, inestabilidad familiar, ausencia de libertades ciudadanas, derechos civiles menoscabados; en suma, sometimiento y subyugación al poder de los de siempre.

Si, por el contrario, la coherencia responsable de las organizaciones de izquierda determinan finalmente la necesidad, la estricta perentoriedad presente de lograr una auténtica Unión Popular (sin dolorosas renuncias identitarias, y sin ambiciones anexionistas), luchando al unísono y enfrentados a este nefasto bipartidismo que nos ha traído hasta aquí, podríamos, matemática y efectivamente, vencer en exquisita lid democrática a estos ya no tan consolidados oponentes políticos, a estos claudicantes e inmerecidos representantes públicos al uso.

Podríamos, entonces sí, reconquistar lo saqueado, reconstruir y superar nuestras pretéritas condiciones sociales; recuperar la correlación de fuerzas del trabajo reinstaurando una más equilibrada legislación laboral.

Sería posible exigir el respeto debido a nuestra agredida Sociedad. Cambiaríamos finalmente la arcaica y desequilibrada Justicia hispana, la haríamos realmente protectora y defensora del Pueblo, sería adecuadamente más justa ...nos empoderaríamos de nuestra verdadera soberanía.

Hemos, por tanto, que empujar, en nombre de la inteligencia y del mayor interés general, a que las fuerzas de izquierda españolas coalicionen, conjunten voluntades para hacer posible propósitos tan prometedores, tan halagüeños escenarios, hay que abatir democrática y pacífica, pero convincente y rotundamente al salvaje poder mercader.

Nuestras sanas y democráticas diferencias ideológicas no deberán ser óbice, ni freno (el árbol no nos podrá impedir vislumbrar el bosque), si realmente compartimos lo esencial: un orden social más justo para nuestro país y una Europa de los pueblos para los pueblos, un Continente más digno y, desde luego, más social.