martes, 18 de abril de 2017

DOMESTICACIÓN INFORMATIVA

Recientemente he recibido, por vías diferentes, una aberrante grabación demostrativa y en directo, de la ilimitada posibilidad manipuladora que los actuales medios de divulgación sociales nos permiten... y a muy bajo costo.

El caso que refiero lo ocupa un aparente trágico atentado terrorista, burdamente fingido y llevado a cabo en un inespecífico país árabe.

Como si de una pésima película "B" yanqui se tratara, se nos muestra cómo unos individuos preparan un mecanismo explosivo en el interior de un coche para poco después hacerlo estallar, a distancia, convirtiéndolo en impactante chatarra en llamas.

Seguidamente y a la carrera se dispersan sobre el próximo suelo, en distorsionadas posturas, un grupo de personas (niños entre ellos) aparentemente afectados por la honda expansiva.

McLuhan nos decía: "el medio es el mensaje", mantra acuñado por el célebre filósofo canadiense, tratando de significarnos que, igualmente, el mensaje es el medio.

A veces un planificado reality show se demuestra suficientemente capaz de influir, socialmente, en incomprensible excesiva audiencia (Tele 5).

¿Nos debiera, pues, resultar irreflexivo que unos grises cerebros universitarios (Podemos) hayan intentado obtener rentabilidad popular con su tramabús blues, en este nuestro país, ya supuesta y suficientemente occidentalizado?

Por si sí, por si no, lo que sí tendríamos que reconocer es que Edmund Burke se mantiene vivo y coleante. La vigencia de su clásica expresión, "cuarto poder", con la que solía denominar a la prensa de su época, sigue acertada (fuerza influenciadora, ahora desaforada si cabe: radio, televisión, internet, etc).

Muy pocas dudas, por otra parte, nos quedarán respecto a la propiedad de los grandes medios de información actuales (tanto privados, como también y más inaceptable, públicos). Los poderes económicos y del mercado son los acaparadores absolutos de su dominio puestos a su exclusivo espurio servicio. 

Estos medios de la comunicación no se limitan a la transmisión de hechos en forma neutral, ni siquiera a reflejarnos la opinión pública, sino que precisamente vienen a ser los propios creadores de dicha interesada opinión pública.

Por las más habituales y chirriantes conclusiones interpretativas a que oigo llegan múltiples debates de bar, me confirmo en creer lo acertado de estos ínclitos directores de escena eligiendo tan dúctiles guionistas y contundentes medios teatrales... demuestran, con ello, el atinado conocimiento sobre el "paño" a tratar" (no se entendería, de otra forma, tanta feligresía seguidora... y votante).

¿Es que nuestra conciudadanía es finalmente tan ciega y  sumisa? ¿No ostentábamos fama de rebeldía y fiereza?

Si la castrense Ministra "pepera" (durante nuestra inmediata pasada "semana santa") se permite ordenar que las banderas institucionales de la milicia española sean izadas a media asta... por la muerte de Jesús. Si la belicosa y temida Legión española, aojaba en sus poderosos hombros la divina obra del Ecce Homo, en marcializada marcha al pelado grito de "soy el novio de la muerte"; y si el exministro Fernández Díaz impuso -anteayer- alguna que otra meritoria cruz militar a virginales imágenes ¿porqué no creer en la eficacia potencial del itinerante escaparate "podemista", recordándonos tan generalizada, impune y contaminante corrupción derechista al uso?

¡"COSAS VEREDES, AMIGO SANCHO"!