"El final del franquismo supuso el despertar de una esperanza y la entrada en un futuro, incierto, pero distinto. Era, pensando en todo lo que había pasado, el final de una historia con culpables. Ese borrón y cuenta nueva de la transición a muchos nos parecía injusto. Nos parecía que, de alguna forma, el franquismo debería haber sido juzgado. Y no lo fue. Yo, personalmente, me sentía muy poco satisfecho con ese proceso hacia la libertad y pensaba que todos los culpables estaban actuando en plena transición".- José Manuel Caballero Bernald.
La derecha (los hijos, nietos y demás herederos políticos del franquismo) presionó con todo, hasta con la amenaza de un golpe de Estado, para que se les mantuviera en el olvido ...y la izquierda tragó, como reconocía el mismo Alfonso Guerra en el prólogo de "El exilio español": "corresponde aquí señalar la carencia democrática que aquélla transición tuvo: el olvido del pasado".
"Opino que en la transición se omitió el pasado y se hizo que la historia de aquel tiempo fuera una historia sin culpables ...y el franquismo sí que exigía un juicio".- Caballero Bonald.
La vergüenza de nuestros democráticos gobiernos nacionales es infinita, ¿o tal vez cobarde?. En tantos años ya transcurridos tras la muerte del dictador ha tenido que ser otro país extranjero, una vez más, el que reconozca a estos entregados luchadores por la legalidad y la libertad, española y europea.
No se trata de un simple gesto de agradecimiento, Francia concede la Legión de Honor a nuestros deportados republicanos en un verdadero acto de justicia política, humillando, de nuevo, a nuestros mercantilistas gobernantes y hundiéndoles, un poco más, en su humillante oprobio.
Omitiendo determinados nombres específicos, hubo entre nuestros inmediatos pasados dirigentes gubernamentales, representantes con el suficiente poder para haber decidido la oficial redención de estos meritorios deudos nuestros, que debieran haber mostrado al mundo occidental un mínimo pundonor de Estado hacia el mancillado olvido de estos héroes.
"Alguno" en concreto se opuso a algunas de estas tímidas propuestas defendiendo la necesidad de mantener "un punto de templanza", que era incluso negativo reconstruir una "verdad institucional".
¿Qué habría ocurrido si los alemanes hubieran pensado lo mismo?. ¿Qué pasaría hoy en Francia si los colaboracionistas de Petain y los resistentes antinazis (entre ellos muchos españoles) permanecieran al mismo nivel?.
Lo innegable es que Francia abochorna por enésima vez a nuestros gobiernos -teóricamente de distinto color político- condecorando a los solidarios luchadores españoles, mientras aquí se desvía la vista hacia otro lado de forma culposa.
¿Cuándo elegiremos aquéllos representantes políticos con la suficiente dignidad que hagan honrar, aunque tarde, la memoria de estos sacrificados patriotas?.
AL PARECER TENDREMOS OTRA NUEVA OPORTUNIDAD A MUY CORTO PLAZO ...¿La sabremos aprovechar?.