domingo, 25 de enero de 2015

INDUSTRIA FARMACÉUTICA, otra "vuelta de tuerca"

Leo en Nueva Tribuna que la mayoría de miembros del comité español para la Hepatitis C está vinculado con el Laboratorio Gilead (productor del Sofosbuvir, principal y más caro antiviral para el tratamiento de esta grave infección).

"La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Salud Pública denuncia que la crisis de la Hepatitis C ha servido para confirmar el enorme poder de la industria farmacéutica en España y de cómo el Ministerio de Sanidad se está plegando a sus intereses, posponiendo a ellos el derecho a la salud" ...y yo digo que a total semejanza de lo que ocurre en el resto de instituciones sanitarias occidentales.

Como se ve, todos los profesionales que integran dicha comisión presentan conflicto de intereses que cuestionan su necesaria independencia.

Pues bien, nos conviene saber que ésta es la habitual práctica de trabajo en la industria farmacéutica internacional (incluida la nuestra). Diría más, sospecho muy plausiblemente, que esta filosofía es común en cualquier otro tipo de industria con potencial de influencia y economía suficientes.

Los más significativos laboratorios farmacéuticos (todos en el primer mundo, como no podía ser de otra manera) están interesada y homologablemente interconectados por exclusivas y afines razones comerciales compartidas.

Si repasáramos nuestra más reciente historia industrial de productos farmacológicos observaríamos que paso a paso, paulatinamente y a simple "toque de chequeras", las multinacionales han ido absorbiendo, apoderándose de pequeños y no tan pequeños, pero potenciales y fructíferos menores laboratorios nacionales, para lograr la más "natural" fórmula de introducción industrial en España. Podríamos comprobar la progresiva desaparición de marcas netamente españolas, o la apropiación de las mismas por las primeras firmas internacionales. 

Pero a la vez y al más alto nivel en los últimos veinte años, se han venido produciendo sorprendentes y hasta impensables absorciones empresariales entre los más importantes laboratorios farmacéuticos (en Europa y también en EE.UU.). Hoy en día el número de compañías dedicadas a la investigación, producción y venta de productos medicamentosos son perfecta y fácilmente identificables. Se han convertido en verdaderos holdings empresariales, de ámbito e influencia comercial universales, formando parte fundamental de la economía mundial.

Las respectivas directivas de estos conocidos poderosos laboratorios farmacéuticos están, naturalmente, ligados a las más prestigiosas universidades por inevitables y oficiales fines investigadores, pero a la vez también lo están con los más altos dignatarios del poder político internacional "de cada momento" -cuando no, forman parte integrante, además, en ellos mismos- (subvencionando económicamente a ambas indesligables partes), a cambio, lógicamente, de obtener las debidas y justas "reciprocidades".

Estamos viendo (porque lo sufrimos) que el auténtico gobernante occidental es el poder económico -el Gran Capital-; son los mercados quienes imponen y rigen los métodos a aplicar por nuestros respectivos ministerios-títere, nacionales, y también continentales.

En alguna otra ocasión ya he opinado sobre la mafiosa industria farmacéutica internacional, pero de todas las inaceptables argucias empresariales posibles (y son de hecho muy numerosas), las que personalmente encuentro más imperdonables son precisamente las que se corresponden con ésta y con la armamentística. La segunda porque su fundamento principal es el de eliminar (matar) al ser humano, y a ser posible, en su mayor número. En el primero  de los supuestos porque a pesar de su teórica y loable finalidad, oficial, de tratar de curar las enfermedades humanas; aunque increíble y paradógico pueda parecernos, su auténtico y prioritario objetivo es obtener la mayor rentabilidad económica al menor plazo y pese a otros cualesquiera costos (por duro, o cruel que nos resulte).

No obstante tan aberrantes y obscenos intereses, se deberán reconocer las altas inversiones económicas necesarias para la puesta en marcha de cualquier investigación medicamentosa que se precie; también acepto el cierto mínimo porcentaje de éxitos estadísticos resultantes, pero no es para nada, de recibo, la desorbitada elevación en la fijación posterior de los precios al mercado de las novedades farmacéuticas aceptadas por los respectivos Ministerios de Sanidad occidentales.

De esta forma, a pesar de dichas grandes inversiones económicas dedicadas a la investigación farmacológica (sobre todo para uso humano), los tiempos de amortización de las mismas son increíblemente cortos, envidiados por el resto del campo industrial. Por tanto, el potencial del mercado farmacéutico es inmenso y absolutamente apetecible; su rentabilidad es inconmensurable (la unidad de un producto farmacéutico ético de uso humano, cuyo coste total, incluyendo gastos de investigación, producción y distribución pudiera ser de 15 Euros, fácilmente se puede vender en los mercados a 150 Euros, o a otro precio mayor, en dependencia del resultado de la previa negociación que se logre alcanzar con el Ministerio de Sanidad correspondiente).

Pero no olvidemos ni por un momento de que lo que aquí tratamos es de medicamentos de uso humano, no de productos de lujo, ni de máquinas u objetos de adquisición voluntaria. Hablamos de fármacos, de productos destinados a tratar de asegurar nuestro correcto estado de salud, nos referimos al necesario tratamiento (prescritos por un tercero), o prevención de leves, pero también, de patologías de fatal pronóstico -es decir, casi se elige por nosotros el mal menor-.

Y volviendo al principal objeto de estos comentarios, a nuestro electo, técnico y docto comité para la Hepatitis C, ciertamente resulta bochornosa e impresentable, a nivel ético, la elección hecha de sus componentes.

Pero es que la desvergüenza de nuestro actual Ministro de Sanidad llega a la desfachatez prepotente más inconsentible, alcanza al mismo insulto ciudadano.

Podemos comprobar el claro desnorte de nuestros actuales dirigentes, el absoluto desconocimiento del nivel intelectual medio alcanzado por el Pueblo español; viven al margen de la sociedad que se supone dirigen; olvidan el enorme e incontrolable poder de las redes sociales, afortunadamente al alcance de cualquiera. Se niegan a reconocer las reales dificultades presentes para la mentira y el engaño generalizados; creen seguir viviendo, aún, en otros autocráticos pretéritos tiempos.

¿Cómo podrían creer, si no, que nos pasarían desapercibidos los "excelentes" currículos que arrastran los seleccionados miembros del manido comité de técnicos para la Hepatitis C en España?.

¿Cómo son tan lerdos como para suponer no nos percataríamos de sus respectivos e inevitables conflictos de intereses?. Precisamente con la empresa fabricante, actual, del más requerido ...y caro antiviral para el tratamiento de la Hepatitis C (Laboratorio Gilead)?:

-D. Agustín Albillos, director del Master de Hepatología de la Universidad de Alcalá de Henares (en colaboración con Roche y participante en cursos financiados por Gilead).-1-

-D. Alfonso Moreno, patrono de la Fundación Pfizer; Presidente de la Fundación Hospital Madrid (organismo investigador del grupo privado HM Hospitales -vinculado al fondo privado de investigación START, de Texas, y firmante, con Ana Mato, del acuerdo que abría el camino a la privatización de la gestión clínica.-1-

-D. Javier Crespo, partícipe en varios ensayos clínicos financiados por Gilead y colaborador de trabajos de investigación de ésta y de otras multinacionales farmacéuticas. -1-

Da. María Buti, miembro de CIBER (consorcio público-privado para la investigación sobre enfermedades hepáticas y coordinadora de las pasadas jornadas sobre hepatitis celebradas en Barcelona, patrocinadas por Gilead. -1-

D. Antonio Andreu, que en julio del 2.013, aprobó un programa de investigación sobre VIH y Hepatitis C, patrocinado por Gilead. -1-

-1- Fuente: "Nueva Tribuna"

Lo innegable de todo ello, no obstante, son sus muy elevados respectivos reconocimientos y méritos académicos y profesionales (tan prestigiosos laboratorios no podían privarse de la mayor "flor y nata del cotarro"-" a tal señor, tal honor").

De igual manera ocurre con las personalidades internacionales elegidas para el reiterado referido comité de expertos:

-Massimo Colombo, pertenece al comité científico de Gilead. Ha recibido subvenciones de Schering, Roche, Bristol-Mayer, Gilead, Bayer, Novartis, Vertex y Tibotec. -1-

-Michael Manns, Presidente del comité científico de Gilead. -1-

-Jean Michel Pawlotsky, colaborador, como Asesor, de Gilead, de Abbott, Boehringer, Bristol-Mayer, Glaxo, Janssen, Sanofi-Aventis, Schering, Merck, Novartis, Pfizer, Roche y Vertes, entre otros. -1-

-1- Fuente: "Nueva Tribuna"

Como vemos, y tras esta general panorámica descrita, la justificación de la necesidad colaborativa entre la industria farmacéutica y las universidades, siendo cierta, puede llegar a convertirse en indeseable. Para evitarlo se hace imprescindible la creación de unas rígidas y controlables normas éticas de ámbito internacional en evitación de casos como los descritos aquí, desafortunadamente convencionales y cotidianos.

De no hacerse así, seguiremos al simple albur y manejos de desconocidas manos con exclusivos intereses mercantilistas; tanto nuestros respectivos gobiernos nacionales, como nuestras propias vidas y las de nuestros hijos.

Conclusión: tenemos la improrrogable necesidad de expulsar de nuestras instituciones representativas (estatales y continentales) a esta nefasta y putrefacta ideología neoliberal.

¡AHORA ES EL MOMENTO ... Y ESTÁ EN NUESTRAS MANOS, MIREMOS EL CERCANO EJEMPLO: SYRIZA!