martes, 17 de marzo de 2015

¡SÍ QUE ES POSIBLE!

Cada vez me queda más clara la necesidad de otra muy diferente Europa Unida (para este viaje, realmente, no se necesitaban alforjas).

Aquél repetido sueño de ilusos pensadores de siglos pretéritos no refleja, ni de lejos, la triste presente realidad.

Por encima de todo, en aquéllas utópicas ideas prevalecían el humanismo, la confraternización y la solidaridad; en el crudo ahora tan solo priman la economía y el mercantilismo.

Pero este indeseable resultado es, no nos engañemos, el simple fruto de nuestros incomprensibles y reiterativos errores, somos nosotros mismos, la europea ciudadanía, quienes nos arrojamos al ignoto abismo al elegir equivocadamente, una y otra vez, a nuestros gobernantes (a todos los niveles: local, comunitario y legislativo -federal/nacional).

Insisto, personalmente no acabo de asumirlo. ¿Cómo es posible -aún por escaso dominio científico-político general- no saber identificar a nuestro enemigo de clase?; ¿porqué preferimos al lobo como cuidador de nuestros rebaños?.

Sabiendo, irracionalmente y por ende, que nos seguimos inclinando por ese peligroso y particular "canis lupus" para nada domesticado, porque como en nuestras propias "carnes" sabemos muy dolorosamente, al lobuno y asilvestrado CAPITAL aún nadie ha podido domesticarlo y que con hambruna permanente, ferocidad desmedida y su nunca satisfecha ambición siempre intentará llevarnos hacia el sometimiento más esclavo posible ... si no somos capaces de evitarlo.

La clásica supuesta izquierda política (la señera "gauche" partidaria) repetidamente se equivoca ¿inintencionadamente?; nos traiciona, sin duda ninguna, con sus graves veleidades y "devaneos", pero si sabemos mirar observaremos que siempre existe alguna alternativa, limpia, nueva, reverdecedora y pujante. Lo que jamás será posible es que la diestra política, el neoliberalismo invasor, ayude a su ancestral contraria ideología.

Se ha vertido excesiva tinta explicando el fracaso unionista continental, no voy a repetirme.

Pero, no obstante, sí que se perciben nuevos y frescos aires en los últimos tiempos. Este climático cambio político, a lo que se ve, está alterando efectivamente, la habitual impasibilidad de nuestros eternos rivales. Ahora oímos, con molesta reiteración, a esos espurios oficiales "voceros" internacionales que, al servicio de sus "omnipotentes amos", nos anuncian seguras catástrofes inmediatas caso de retirarles los poderes ostentados hasta ahora en la palestra parlamentaria.

Muy tétricos y desde luego mal enmascarados augures nos advierten del inmediato e irreversible caos, de la oscuridad más densa, del verdadero suicidio colectivo porvenir para todos si a éllos les descabalgáramos de sus decoradas y ornadas sillas de mando.

Medidas semejantes a las recién vigentes, determinadas por el "proscrito" actual gobierno griego les resultan "contra natura" a estos mercaderes de tres al cuarto, las consideran como propias de un auténtico "anticristo".

Tsipras acaba de enviar al democrático nuevo Parlamento su inicial e inédito acto legislativo que aborda la crisis humanitaria que fundamentalmente la Troika ha generado en gran parte de la población helena -esa demencial Troika que, entre todos, sostenemos en el Directorio europeo-.

Al parecer, sorprendentemente -por impredecible- el gobierno griego dedicará 200 millones de euros para cubrir el gasto del consumo energético y el reparto de los más básicos alimentos para las más de 300.000 familias que sobreviven por debajo del umbral de la pobreza en nuestro vecino país.

Y todo ello a pesar del egoísmo germano y del egocentrismo cómplice de sus insolidarios países satélite.

Como estamos viendo, es posible demostrar, a propios y "ajenos": primero, que la honorabilidad política puede no ser utópica; y segundo: que las indudables dificultades existentes pueden irse superando, saldando en progresión algo más razonable, la provocada y avara deuda externa, simultaneando con ello el cumplimiento a inmediato plazo con las promesas electorales.

Fijémonos y sigamos de cerca por tanto a esta "rara avis", cercano espejo español, probablemente el más sufriente miembro del castigado club sureño europeo.

Difícil, muy difícil lo tenemos, pero unidos, con la necesaria resolución y voluntad colectivas puestas al servicio de la razón, podremos salir de esta nociva y profunda sima social a la que se nos ha retrotraído a empellones.

Que el árbol no nos impida ver el bosque, observemos con detenimiento y raciocinio nuestra, ahora sí, variada y multicolor panoplia partidaria, seguro encontraremos horma más propia para nuestras personales y más justas expectativas políticas; en todo caso, seguro que más parejas a ellas que las defraudantes clásicas opciones hasta ahora resultantes... Y empecemos por la primera de las opciones en nuestro próximo horizonte electoral: elecciones municipales (a la vuelta de la esquina).