La sociedad israelí -cada vez más racista y militarista- justifica las matanzas de su ejército al pueblo palestino, sin afligirse por su suerte. Israel ha perdido toda humanidad y ha pisoteado su legado cultural, ella misma ha sembrado la semilla antisemita; su actitud apenas se diferencia del pasado holocausto nazi.
Los bombardeos han dejado sin luz al 90% de Gaza y la destrucción de instalaciones de agua potable amenaza a la población civil y priva de un recurso que ya era escaso antes de esta última ofensiva criminal y despiadada.
La mayoría de los muertos y heridos (85%) son civiles y mujeres, ancianos y niños -también varios bebés-. Los hospitales están desbordados y en algunos casos las operaciones a vida, o muerte, se llevan a cabo con la iluminación de teléfonos móviles. Al cortarse el suministro de medicamentos, muchos enfermos crónicos morirán también.
El Tzahal no quiere testigos de sus crímenes y advierte a los informadores extranjeros: "Gaza y las áreas cercanas son un campo de batalla. Cubrir las hostilidades pone a los periodistas en riesgo de sus vidas". Saben que las fotos de niños palestinos masacrados están desatando una oleada de rabia e indignación en la opinión pública internacional.
Se vuelve a creer en la posibilidad de que el ejército israelí esté empleando fósforo blanco (arma química que produce quemaduras que afectan al hígado, riñón y corazón, causando la muerte en la mayoría de casos). Israel ya admitió su autoría en el uso de este arma prohibida en 2.010 en zonas pobladas de Gaza (no hubo sanciones internacionales por ello, pese al informe elaborado por la ONU señalando que este fósforo blanco había llegado a alcanzar colegios y hospitales).
Ayelet Shaked, parlamentaria israelí, el "Ángel de la Muerte" tras declarar que los terroristas palestinos "tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas. Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y de mujeres sin los cuales no podrían realizar atentados. Ahora todos son combatientes enemigos y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos. Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes", evidencia esta cruda realidad de racismo, xenofobia y odio generalizados y ya crónicos en la comunidad judía frente al más ancestral habitante de esta tierra árabe.
¿Cuál es, entonces, la diferencia entre esta mentalidad y la del propio Hitler?.
Lo peor de todo es que este pensamiento no resulta excepcional entre los israelíes, sino que es fiel reflejo de la opinión predominante. De hecho, ha comenzado a circular entre los soldados del Tzahal una camiseta con el dibujo de una diana sobre una palestina embarazada ...
Se ha llegado a tal extremo de rechazo que solo se puede hablar de una sociedad hebrea enferma que justifica y alienta un genocidio, semejante al sufrido por ellos mismos en pretéritos tiempos.
Y ahora ya no les vale acusar de antisemitismo a todo aquél que denuncia sus crímenes. Este era el más fácil y demagógico recurso de los respectivos embajadores israelíes ante sus pasadas y reiterativas invasiones y masacres del pueblo palestino, en cada una de sus oficiales delegaciones en los países occidentales y también árabes.
En realidad y como está bien a la vista, tan solo vienen tratando de ocultar su más recóndito y secreto objetivo: la consumación del sueño israelí, la posesión de una tierra exclusivamente judía y que se corresponda con las utópicas fronteras bíblicas (el territorio de Israel debería, según éstas, comprender la tierra existente entre el Nilo y el Éufrates, 46.000 millas cuadradas, que vendría a implicar a Siria, Líbano, la zona nororiental de Irak, la parte norte de Arabia Saudí, la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí).
En dramática consecuencia, comprobamos que el inocente pueblo palestino sufre este repetitivo e impune exterminio porque en realidad el Estado judío jamás se conformó, de forma efectiva (mintió falazmente, por tanto) con su oficial aceptación de la división territorial efectuada por la ONU, en 1.947.
Judíos de todo el mundo festejaron la Resolución 181 de Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1.947. Ello les condujo a su posterior Declaración de Independencia como Estado libre de Israel (14 de mayo de 1.948).
Y estas pretensiones expansionistas, ilegales, cainitas y genocidas, las viene aplicando el Estado de Israel a la vista de todos, con impunidad absoluta; progresando en sus propósitos poco a poco, invadiendo trozo a trozo de la tierra palestina, exterminando a todo un Pueblo ...¿cuándo parará este otro holocausto?. ¿Cuándo considerarán suficientemente satisfecha su utópica y desmedida ambición?. ¿Realmente no se sienten identificados con Eichmann, el verdadero cerebro del holocausto nazi?.
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