Occidente y su mercantilista mundo neoliberal debiera imitar, al menos en determinados humanos gestos, al tan difamado gobierno de nuestra fraterna isla caribeña, Cuba, tan por otra parte permanente "apetecible bocado" de ese insaciable fagocitador país imperialista por todos conocido.
Muy egoístas, espurias e intolerables exigencias venimos registrando desde la omnipotente industria farmacéutica.
Los precios que logran fijar tras las sospechosas ágiles negociaciones con sus correspondientes Ministerios de Sanidad y demás instituciones internacionales respecto de sus innovaciones farmacológicas, resultan siempre desorbitados y hasta de peligroso y amenazador ámbito selectivo -fáctica inasequible posibilidad adquisitiva para un ingente resto de población mundial- ...y no solo correspondiente al llamado "Tercer Mundo", por cierto y lógicamente, primer potencial dependiente.
Ese imperdonable desapego hacia nuestra globalizada Comunidad, esa conocida potencialidad lesiva, es perfectamente asumida por los directivos de estos emporios industriales y una vez más, en este caso, subordinada frente al prevalente factor de la rentabilidad económica, es decir, vuelve de nuevo, a ser considerado como otro "efecto colateral indeseable".
Y mientras todo este drama ocurre entre las fronteras de este nuestro "ejemplar" primer mundo, otros injustamente denigrados pueblos nos abochornan con básicas lecciones convivenciales.
Resulta auténticamente obscena la inevitable contrastación de actitudes entre las grandes multinacionales farmacéuticas y la del gobierno de este unilateralmente castigado país, Cuba.
En España, pero también en distintos países y en estos precisos momentos, aún persistimos luchando por lograr unos más racionales costos para productos medicamentosos de primera y básica necesidad, imprescindibles para la supervivencia, como por ejemplo para la del significado número de pacientes afectos de Hepatitis "C".
Y es el mundo reconocido de la Ciencia quien, de continuo, se ve sorprendido y sobrepasado frente a la excelencia de esos insuficientemente dotados investigadores cubanos que sacan a la luz, con incompresible frecuencia, muy primordiales medicamentos con la prioritaria intención de cubrir la miseria humana que significa la enfermedad.
Ha sido, otra vez, el Centro de Inmunología Molecular cubano, el que ha obtenido otra eficaz vacuna, terapéutica en esta ocasión, para el tratamiento del cáncer de pulmón.
Paradógicamente y cogido en su propia trampa (embargo económico), EE.UU. está lejos de viabilizar la comercialización de tan atractivo y necesario producto, muy distantes aún sus ciudadanos de poder contar con él, a contrastante diferencia de sus cercanos vecinos cubanos que en cambio disponen del mismo de forma absolutamente gratuita.
En la actualidad, este Centro investigador caribeño (CMI) exporta, a más de 30 países, medicamentos contra distintos tipos de cáncer, así como de anticuerpos monoclonales por valor de 80 millones de dólares anuales, además de abastecer a su mercado nacional.
Tomemos ejemplo y luchemos, sin denuedo, porque la globalización de nuestro Planeta sea auténticamente solidaria ...sobre todo en persecución de la mayor perdurabilidad de nuestra especie.
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