Ciertamente me reconozco fuera de juego, he de confesarme anómalo ente pensante. Nunca comprenderé a mi entorno social hispano.
Jamás podré asumir que siga siendo la pseudofascista, agresiva, prepotente y lesiva derecha la habitual triunfadora en las sucesivas lizas electorales.
Terminaré concluyendo que los españoles de a pie estamos resultando excelentes subyugados seguidores del Marqués de Sade: cuanto más nos flagelan, a mayores inmerecidos castigos incitamos.
Tampoco parecen acompañar a la coherencia nuestros más públicos destacados líderes de la desnortada izquierda política -según observamos en el transcurrir cotidiano-.
No obstante ello, algún que otro excepcional atinado gesto habría que reconocerles a nuestros todavía actuales minorados representantes de la "gauche politique" en el palenque parlamentario español: hace inmediatas fechas, dicho opositor grupo (PSOE -ahora, sí-, Grupo Mixto, e Izquierda Plural) presentaron una enmienda transaccional, pactada, solicitando extraditar a Argentina -ya que nuestros propios Tribunales arguyen imposibilidad legal- a una veintena de ex-altos cargos del franquismo acusados de crímenes de lesa humanidad y genocidio.
Sobre este insoslayable y vergonzante contencioso llevo muchas "pataletas" escritas. Tan longeva y aparentemente incomprensible impunidad obsequiada a estos destacados verdugos (odiosa y hartamentte conocidos) del período del terror franquista, parece mostrar voluntarios jurídicos visos de permanencia indefinida.
Como era obscenamente esperable, la portavoz del Gobierno, mayoritario grupo en el Congreso -por la gracia electoral de nuestros compatriotas-, no solamente volvió a rechazar dicha enmienda aludiendo a la bochornosa ley de Amnistía General, de 1.977, sino que también se negó a que este proceso fuera ejecutado en nuestro fraterno país hermano, perfectamente autorizado a llevarle a cabo por exquisito y neutral derecho internacional.
La insultante desfachatez de este mercantilista neoliberal partido (PP) se permite asegurar que las torturas cometidas por aquéllos impíos y cobardes verdugos, selectivamente elegidos para tales atroces castigos y amparados por aquellas inhumanas leyes del alegal régimen, "distan mucho de ser crímenes de lesa humanidad o genocidio", llegando a reafirmarse en que "el reino de España cumple las sentencias y es estrictamente riguroso con las leyes", criticando a la oposición por realizar propuestas "que nos invitan a mirar al pasado y reabrir heridas".
Pareciera que muchos de nuestros gobernantes no han terminado de aprender algunos indefectibles y básicos conceptos propios de los "primeros auxilios": para epitelizar cualquier herida abierta es precisa su inmediata limpieza, ya que el incumplimiento de esa premisa hace muy predecible el desencadenamiento de un proceso infectivo piógeno, tributario de posible gangrena que haría peligrar la integridad del miembro afectado.
Es decir, que mientras estos punibles hechos no queden judicialmente resueltos, la herida permanecerá supurante y doliente (para nuestro mayor oprobio histórico).
Si, a pesar de ser perfectos conocedores y sufrientes receptores del indeseable comportamiento de estos neoliberales que nos desgobiernan, del daño tan insoportable que están infringiendo a nuestra sociedad; si por encima de todo ello, una mayoría de nuestra población se les demostrase afín en el resultante electoral, no debiera sernos, en absoluto, incomprensible (tampoco ya, claro, para mí) cuanto nos viene sucediendo en este particularísimo país ..."de mierda", parece haberlo calificado nuestro gran actor, José Sacristán reciente, y muy comprensiblemente.
No obstante ello, y como la recalcitrante pertinacia humana parece ser ilimitada, aún confío en que los Tribunales Internacionales acaben (y a no mucho mayor plazo) por enjuiciar tales delitos contranatura, como así mismo aspiro a atisvar una actitud absolutamente rectificatoria en mis conciudadanos con ocasión de las inminentes próximas elecciones generales.
¡ AMÉN !.
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